En este país se establecieron dos fechas clave para hacer cenas de empresa hace ya muchos años. Una es en verano, cuando hay beneficios y se la llama precisamente así “la cena de beneficios”, pero esta variedad no la hacen todas las empresas. La otra es la famosa “Cena de Empresa de Navidad” y de esa cena no hay quien se libre.
Se suelen hacer en viernes o sábados entre una y dos semanas antes y pobre de aquel empresario que se niegue a organizarla. Consejo del mes para el nuevo jefe: las cenas de Navidad son de vital importancia para tener a tus empleados contentos y en plena acción. Si optáis por no llevarla a cabo tendréis habladurías y mala fama a través de boca a boca, y creedme, eso no os conviene. Es más, si veis que este año no hay presupuesto para la cena de Navidad os aconsejo que lo habléis con vuestros empleados y se proponga un piscolabis en la empresa o algo similar, así os saldrá todo baratísimo y los tendréis contentos.
Dar más significa recibir más
Ahora bien, si el presupuesto es lo suficientemente potente como para ir a cenar fuera y queréis sorprender a vuestros empleados os recomiendo que contratéis, además, a alguna actividad. Hay miles de posibilidades. Si en lugar de cena es comida podéis optar por un paintball o algún tipo de deporte de aventura. Yo os recomiendo los karts o la nueva moda de las habitaciones de escape porque son dos actividades en las que puede participar todo el mundo, más o menos, y son muy divertidas. Personalmente he organizado cenas de empresa con actividad posterior en este karting de Albaida y también en Objetivo Escape, una de esas habitaciones con misterios y acertijos para resolver en una hora si quieres ganar la partida.
De ambas ocasiones guardo un gran recuerdo porque lo pasamos realmente bien y conseguí aquello que pretendía: que se olvidaran un día de los problemas del trabajo e interactuaran unos con otros fuera del ámbito laboral. La verdad es que no me arrepiento del dinero invertido porque luego vuelven, tras las vacaciones de Navidad, con mucha más energía de la que se fueron y con ganas de luchar por la empresa.
Pero esto no es algo extraño. Hay quien piensa que lo primordial es ahorrar de donde haga falta, incluso a costa del trabajador, y no se dan cuenta de que un trabajador contento es un trabajador más productivo y de que invertir en el equipo laboral suele salir mucho más rentable que el ahorro que puedes tener pasando de este tema. Es más, yo soy de las que opina que si das, recibes, y eso traducido al mundo empresarial significa que si tienes a los empleados contentos, éstos responderán siempre que sea necesario, y voy más allá… creo que si el trabajador está a gusto en una empresa y recibe cierto reconocimiento por parte de la misma dará mucho más que el mínimo al que está obligado y eso, a la larga, son todo beneficios para la firma.