Supongo que si empiezo a hablar de que yo tengo un jefe que es completamente insoportable, que apenas trabaja mientras tú estás con la lengua fuera porque no llegas a todas tus tareas, que sin embargo pese a no rascarla cobra el doble que tú y que encima te trata con un lenguaje que no es precisamente el más educado del mundo, muchos de vosotros que me estáis leyendo os sentiréis identificados con esto. Yo acabé desquiciada los primeros años así. De hecho, muchas de las noches me volvía a mi casa con un fuerte dolor de cabeza por culpa de sus gritos, ya que siempre se queja cada vez que tiene que trabajar, como si fuese algo excepcional. Una de esas veces llegué a la conclusión de que tenía que hacer algo, ya que la solución no era tomarse un ibuprofeno al final de cada jornada para poder dormir sin que me estallase la cabeza. Yo decidí acudir a relajarme a través de los masajes del Centro de Quiromasaje y Bienestar de Marbella, en Málaga.
El quiromasaje, para quien no lo conozca, es un conjunto de técnicas dirigidas a mitigar los dolores musculares, ya sean de tipo tensional, de bloqueo energético o de falta de tono. Basándose en la utilización de fricciones, presiones, percusiones o estiramientos, acompañándose de productos que faciliten una mejor cualidad del toque: cremas, aceites o esencias. Estas técnicas nos ayudan a trabajar sobre las tensiones musculares, ayudando también a desbloquear líneas energéticas (Meridianos de Acupuntura) y articulaciones; mejora el drenaje de fluidos (linfa, sangre) y optimiza el funcionamiento de los órganos. Sin olvidar, por supuesto, el efecto equilibrante (relajante o tonificante) que tiene el contacto terapéutico de un profesional en el cuerpo de otra persona. De hecho, existen testimonios escritos o gráficos en la Corte de los Emperadores Chinos, en el Antiguo Egipto, en Irán, en Asia, en la antigua Grecia o en el Imperio Romano. Y sus beneficios han llegado hasta nuestros días evolucionando desde las técnicas más simples hasta el desarrollo específico de algunas para aliviar dolencias concretas de nuestro cuerpo y/o nuestro organismo.
Pues bien, a mí estos masajes me sirvieron no solamente para dormir mejor, sino también para afrontar la jornada en el trabajo de otra forma. Antes de acudir a este centro de quiromasaje de Marbella yo sentía una presión terrible en el pecho ya cuando iba de camino al trabajo en coche. No quería entrar, me daba muchísima ansiedad tener que aguantar a este señor y sus gritos. Pero esta terapia me ayudó una barbaridad, ya que me relajé, y empecé a ir a la oficina con otro carácter, sin miedo. Desde entonces cada vez que gritaba yo hacía como si no le oyese y seguía a lo mío. Tanto que llegó un momento en el que incluso dejó de dar esas voces al ver que ni me afectaban y que yo pasaba completamente de ellas o de darle la razón en todos sus enfados.
En definitiva, fue una de las mejores decisiones que pude tomar y que recomiendo a cualquiera que sienta una presión sobre sus hombros. Es más, ayuda también a acabar con todas esas contracturas que se forman por el estrés en los músculos.
El deporte, una forma de mejorar
Además de acudir a sesiones de quiromasaje, una vez que ya me encontraba mejor decidí centrarme también en hacer al menos una hora de deporte al día. Natación, piscina, tenis, bicicleta o simplemente salir a caminar son mis actividades de todas las mañanas y me han ayudado también a desconectar, ya que antes me pasaba todo ese rato ya angustiada porque al acabar de comer debía ir a la oficina para empezar mi jornada.
Como todos sabéis, el deporte, además de ser una actividad muy saludable y buena para el cuerpo, genera también las llamadas hormonas de la felicidad, que nos relajan, nos aportan bienestar y satisfacción y nos ayudan además a concentrarnos tras la práctica deportiva.