Ser tu propio jefe e ir creciendo poco a poco te hace ver el negocio desde todos los puntos de vista e ir descubriendo trucos que luego pues pasarle a tus empleados. Esa es una de las ventajas de empezar de cero siendo tú el administrativo, comercial, informático, proveedor… es decir, el único empleado de la empresa, porque ahora conoces todos los secretos de la misma y puedes hablar con coherencia de cualquier departamento.
Una de las primeras cosas que aprendí es que la imagen marca la diferencia entre el éxito y el fracaso y no hablo sólo de la imagen personal, porque yo siempre iba impecable, sino de la imagen que proyectamos también con nuestros bienes.
Cuando inicié mi andadura profesional y empecé a visitar a posibles clientes en mi Opel Corsa me creía el rey del mundo. Los principios siempre son difíciles y me costaba firmar contratos pero poco a poco me fui abriendo camino. Un día mi pobre Corsa sufrió un pequeño percance (me cargué la junta de culatas) y mi cuñado me dejó su coche para poder ir a visitar a dos posibles clientes en otra provincia.
En cuanto llegué a las reuniones en el BMW de mi cuñado las caras de los empresarios ya denotaban otra mueca, me recibían más serios, me hablaban de usted y me invitaban a las copas que tomábamos a pesar de ser yo quien insistía en pagar la cuenta. Ese BMW me dio dos contratos en un solo día y aprendí que el coche en el que llegas es importante si eres comercial.
Ahora aplico siempre lo aprendido
Por eso, desde hace algunos años, tengo un contrato con una empresa alemana que me provee de vehículos de alta gama y me los va cambiando cada dos años con el fin de que siempre estén en perfecto estado para nuestros comerciales. Luego, esta empresa de transporte de vehículos por carretera me los trae hasta la misma puerta del edificio de las oficinas.
Y es que debemos tener en cuenta que la imagen personal no se centra sólo en la temática de la belleza exterior, es algo mucho más que la apariencia o la estética (aunque ambas características hacen mucho). Lo que quiero decir es que debemos creérnoslo, debemos pensar que somos así porque, de lo contrario, la imagen que proyectamos no tiene la misma fuerza. La imagen personal empieza siempre en un descubrimiento de nosotros mismos.
Debemos basarnos en unos factores muy concretos: la personalidad, el carisma, vestuario, actitud y la credibilidad. Pero debes mostrarte siempre tal y como eres, nadie le cae bien a todo el mundo, nadie es feliz las 24 horas del día y nadie está perfecto siempre, pero si nos sentimos a gusto con nosotros mismos siempre proyectaremos una imagen mucho más imponente.
EL carisma es algo que se va trabajando cada día, con una actitud positiva y con las ganas de mejorar a nivel individual. La actitud es muy importante, ya que si es positiva, si es buena y la trabajamos ganaremos muchísimo a la hora de lograr lo que queramos.