Desde que somos pequeños estamos notando la importancia de cuidar nuestra piel. Nuestros padres nos ponían crema cuando íbamos a la playa o salíamos a dar un paseo, y nos cuidaban del sol abriendo una sombrilla en el cochecito o poniéndonos un gorrito.
Cuando nos hacemos mayores, muchos de nosotros notamos los efectos del calor y de otras cosas peligrosas en nuestra piel de primera mano, por lo que llegamos a entender lo necesario que es cuidarla. De hecho, no todos podemos ponernos la misma crema hidratante, ni podemos disfrutar del mismo tiempo de exposición al sol, aunque nos apliquemos crema.
Tampoco podemos usar el mismo tipo de maquillaje e incluso algunas personas no pueden usar complementos y abalorios del mismo material. Por todo esto, confirmamos al cien por cien que es súper importante cuidarla.
¿A qué factores de riesgo se expone nuestra piel a diario?
En el párrafo anterior sólo hemos citado algunos de los problemas que podemos tener con nuestra piel, pero son de poca importancia comparados con otros. A continuación, vamos a conocer algunos de los elementos a los que nuestra piel está expuesta:
- Radiación solar.
La piel está expuesta a la radiación ultravioleta del sol cada vez que salimos de casa, y esta puede tener efectos muy graves en nuestra piel si no la protegemos correctamente.
La radiación solar puede causar quemaduras solares, envejecimiento prematuro y aumentar el riesgo de cáncer de piel, por lo que es muy importante proteger nuestra piel usando protector solar y evitando la exposición prolongada al sol (especialmente durante las horas de mayor intensidad).
- Contaminación ambiental.
El aire contaminado puede contener partículas dañinas, como polvo, humo, productos químicos y gases tóxicos. Estos contaminantes pueden obstruir los poros de la piel, causar inflamación y contribuir al envejecimiento prematuro.
No en todos los lugares nos enfrentamos al mismo nivel de contaminación. Sin embargo, es mejor prevenir y usar mascarilla si vivimos en lugares donde el aire esté muy contaminado. Existen aplicaciones móviles capaces de determinar el nivel de contaminación de tu ubicación, por lo que también puedes usarla para decidir quedarte en casa los días que esté peor.
- Agentes irritantes.
Nuestra piel puede sentirse expuesta a productos químicos irritantes, como los que hay en productos de limpieza, detergentes, maquillaje y otros productos de cuidado personal. Si estamos constantemente expuestos al uso de estos productos, podemos sentir sequedad, irritación y picazón en nuestra cara.
- Temperaturas extremas.
La piel se expone a temperaturas extremas, ya sea el frío intenso o el calor abrasador. Los cambios extremos de temperatura pueden afectar a la hidratación de la piel, causando sequedad, enrojecimiento y descamación.
En algunos casos, pueden desencadenar dermatitis.
- Cambios hormonales.
A lo largo de nuestras vidas, experimentamos cambios hormonales, como los que ocurren durante la pubertad, el embarazo y la menopausia. Estos cambios nos hacen tener granitos y piel grasa, entre otras cosas.
También podemos sufrir cambios hormonales debido a situaciones de estrés, menstruación o a causa de enfermedades hormonales relacionadas con la tiroides.
¿Cómo podemos cuidar nuestra piel de estos peligros?
Por supuesto no todo es malo. Existen maneras de cuidarnos de estos peligros, y en el caso de que hayamos sufrido un envejecimiento prematuro por una larga exposición al sol, siempre podremos recurrir a aplicarnos mejoras y rejuvenecimiento facial acudiendo a especialistas en medicina estética como es el caso de Medyglobal, que dispone de una gran variedad de tratamientos, si así lo queremos.
Entre las formas de cuidar nuestra piel que existen, destacamos las siguientes:
- Aplica una limpieza adecuada.
Lava tu piel suavemente con un limpiador facial suave dos veces al día, preferiblemente por la mañana y por la noche. Cuando te realices la limpieza, evita el uso de jabones agresivos que puedan alterar el equilibrio natural de la piel.
Recuerda también limpiar tu piel después de hacer ejercicio o sudar mucho.
- Mantenla hidratada.
Beber agua es fundamental, pero también podemos hidratar la piel de otras maneras.
Aplica una crema hidratante adecuada para tu tipo de piel todos los días. La hidratación ayuda a mantener la piel suave, flexible y protegida contra la sequedad. Si tu piel tiende a ser seca, considera el uso de una crema más intensiva.
Nunca uses una crema que te escueza o te haga sentir sensación de calor. ¡Si te ocurre eso, es porque esa crema no es apta para tu piel!
- Usa siempre que salgas protección solar.
Utiliza protector solar todos los días, incluso en días nublados. Elige un protector con un factor de protección solar (FPS) adecuado para tu tipo de piel y aplícalo generosamente en todas las áreas expuestas al sol. Además, considera usar ropa protectora y buscar sombra durante las horas de mayor radiación solar.
- Aliméntate de manera saludable.
Una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y alimentos nutritivos es beneficiosa para la salud de la piel. Consumir alimentos ricos en antioxidantes, como las bayas y las verduras de hoja verde, puede ayudar a proteger la piel contra los daños causados por los radicales libres.
- Evita el tabaco y el alcohol.
Fumar y el consumo excesivo de alcohol pueden dañar la piel y acelerar el proceso de envejecimiento. Ambos hábitos pueden provocar arrugas, pérdida de elasticidad y deshidratación de la piel.
Si deseas tener una piel saludable, es mejor evitarlos o reducir su consumo.
- Descansa y respeta tus horas de sueño.
El sueño reparador existe, y es esencial para la salud de la piel. Durante el sueño, la piel se renueva y se regenera.
Intenta siempre dormir de 7 a 8 horas por noche y establecer una rutina de sueño regular.
- Y, sobre todo, por lo que más quieras ¡evita el estrés!
El estrés crónico puede afectar la salud de la piel. Intenta encontrar formas efectivas de manejar el estrés, como practicar técnicas de relajación, hacer ejercicio regularmente, dedicar tiempo a actividades placenteras y buscar apoyo emocional cuando sea necesario.