Habitamos en un mundo acelerado y con un consumo cada vez más rápido y descartable. Ya no contamos con el tiempo para arreglar lo que se rompe, es preferible tirarlo y comprar uno nuevo. En esta dinámica, restaurar un mueble pareciera ser un acto de rebeldía, de ir en contra de lo establecido. Pero no es solo eso, es también una forma de recuperar el valor de lo hecho a mano, de conectar con nuestra casa y, por qué no, de ahorrar dinero mientras le damos una nueva vida a objetos que ya forman parte de nuestra historia.
Reducir, Reciclar y Reutilizar
Con origen en el punk de los años 70, el movimiento Do It Yourself fue creciendo a lo largo del tiempo, principalmente al tener la sociedad una mayor conciencia sobre el reciclaje y la sostenibilidad. Según el sitio de Tendencias Creativas, el DIY cobra fuerza en la actualidad como una declaración de intenciones frente a nuestra relación con el medioambiente, pero, también, por una necesidad económica.
Gracias al auge del movimiento “hazlo tú mismo” (DIY), la tapicería —ese oficio que parecía relegado a unos pocos artesanos— ha encontrado su lugar en el corazón de muchos hogares. Durante décadas, la tapicería formó parte esencial en la tradición del mobiliario español. En talleres familiares o barrios céntricos, los maestros tapiceros trabajaban con cuero, terciopelo o loneta para devolverle la dignidad a una silla o transformar por completo el aspecto de un salón. Hoy en día, resulta más accesible que nunca iniciarse en el arte de restaurar sillas, sillones o cabeceros de cama, aunque nunca antes hayas cogido una grapadora de tapicería.
Paso a paso: cómo restaurar una silla en casa
¿Se puede tapizar en casa? Claro que sí. Una de las grandes ventajas de la tapicería es que no necesitas una gran inversión inicial ni un taller profesional. Con algunas herramientas básicas —una grapadora, destornillador, tijeras y paciencia— ya puedes empezar a transformar muebles con resultados sorprendentes.
¿Lo mejor? Puedes empezar con piezas pequeñas, como una banqueta o una silla de comedor. Incluso una silla deteriorada puede convertirse en el foco decorativo de una estancia si le das el tapizado adecuado. Hoy, muchas de esas técnicas están al alcance de todos, solo hay que contar con las herramientas y materiales adecuados. Aquí te dejamos una guía básica para iniciarte en la tapicería casera:
- Retira el tapizado antiguo: con un destornillador, quita el asiento si es desmontable y extrae las grapas o clavos que sujetan la tela vieja.
- Revisa la estructura: si la madera está dañada o suelta, aprovecha para lijar, reforzar o barnizar.
- Cambia la espuma si es necesario: si está aplastada o deteriorada, recorta una nueva con el mismo grosor.
- Corta la tela: deja unos centímetros de margen en cada lado para poder graparla con holgura.
- Grapa el nuevo tapizado: empieza por el centro de cada lado, tira de la tela para tensarla bien y ve fijando de forma uniforme.
- Acabados: puedes cubrir las grapas con cinta decorativa o clavos tapiceros, según el estilo que quieras lograr.
¿Qué tela elegir?
No todas las telas son iguales, y conviene tener en cuenta tanto el uso como la estética. Algunos ejemplos pueden ser:
- Polipiel: muy resistente y fácil de limpiar, ideal para zonas de uso intensivo o em hogares con niños o mascotas.
- Antelina: da un toque elegante y moderno, con acabado suave.
- Loneta: más informal, perfecta para estilos rústicos o mediterráneos.
- Terciopelo: lujo y presencia en una sola pieza, ideal para cabeceros o butacas protagonistas.
Si no sabes cuál elegir, lo mejor es acercarte (o mirar online) en sitios especializados. En ellos encontrarás variedad y consejos útiles para tu proyecto. Si bien la tienda online puede ser un ahorro de tiempo, conocer una tapicería es una experiencia que vale la pena. En Pérez Burgos e hijos, a pesar de ser referentes en el ecommerce, invitan siempre a sus clientes a conocer su tienda física, ya que para ellos “es un espacio donde la artesanía y la calidad se fusionan”. Allí se pueden conseguir telas, herramientas y espumas tanto para particulares como para profesionales.
La tendencia del mueble restaurado
Cada vez más diseñadores y decoradores apuestan por mezclar muebles antiguos con toques contemporáneos. Una silla heredada puede pintarse en color pastel y tapizarse con un estampado atrevido, creando una pieza única.
También se ven muchas restauraciones parciales: cambiar solo el asiento de una silla o tapizar el respaldo de un banco antiguo, combinando madera desgastada con telas nuevas. Todo ello aporta carácter y personalidad al espacio.
Una afición con alma
Restaurar no es solo arreglar. Es también una forma de reconectar con el valor del tiempo, con la belleza de lo imperfecto y con la historia de nuestras casas. Y cuando se hace con las propias manos, la satisfacción se multiplica.
Así que si tienes un mueble olvidado o una tela que te enamora, anímate a intentarlo. Puede que descubras no solo una nueva afición, sino una manera distinta de mirar tu hogar.