La respuesta simple y básica no es otra que el hecho de comer con los cinco sentidos. De eso se trata en esencia, poner todo en la degustación de los diferentes platos que componen la experiencia. De tal manera que intervienen los cinco sentidos: gusto, tacto, vista, oído y, por supuesto, el olfato. Una experiencia gastronómica puede tenerse en casa, aunque lo mejor, es acudir a un restaurante en el que te ofrezcan en cada servicio toda una experiencia.
Sin embargo, podríamos decir que hay personas para las que comer, siempre es toda una experiencia. Se deleitan con los sabores y aromas que desprende un plato, toman con calma cada bocado, sumergiéndose en lo que les hace sentir y observan con mesura el entorno a la vez que degustan los alimentos. Si a todo este ritual, añades el entorno ideal, el sonido más acorde a ese entorno e incitas a despertar los cinco sentidos, la experiencia se magnifica. Sobre todo para aquellos que suelen comer con prisa, pocas ganas o sin prestar atención a lo que comen.
En los últimos tiempos, los clientes habituales de restaurantes y los no tan habituales, han ido cambiando sus gustos, preferencias y, porque no, necesidades culinarias. La manera de consumir los diferentes platos, sus expectativas ante la puesta en escena y lo que van a degustar… En definitiva, lo que busca el cliente, tal y como nos dicen desde Restaurante Atlántico, es vivir una experiencia sensorial completa e ir más allá de una simple degustación de alimentos. Todo esto, no ha hecho más que propiciar un mercado dentro de la hostelería con mayor diversidad. Algo que para los profesionales del sector, constituye tanto un reto como una oportunidad perfecta para superarse.
Crear una experiencia gastronómica, permite dejar volar la imaginación y disfrutar del trabajo a realizar. No se trata solo de cocinar y atender a los clientes, a estos factores tan relevantes, se añade el diseño de propuestas culinarias, puesta en escena y ambientación. Lo que en resumen, se conoce como una experiencia gastronómica.
La experiencia per se
Podemos definir como experiencia gastronómica a todo aquello que un cliente, vive en un restaurante, desde que entra por la puerta del local, hasta que sale por ella. Esta visita engloba aspectos como la gastronomía (lógicamente), el servicio, el concepto, el local, etc. Tanto la dimensión y el plano físico, visible y palpable, como la dimensión sensorial y ambiental que incrementan el nivel de las sensaciones.
Los clientes más exigentes, también los más curiosos, esperan en estos locales una buena carta, pero sobre todo, una oferta que vaya más allá. Calidad de gran nivel en los platos, un servicio de excepción, la atención personalizada y cercana, una iluminación y decoración que fomenten la experiencia… Todo esto, en su conjunto, hace posible crear una experiencia que se convierta en toda una vivencia que, de ser buena y positiva, permitirá que los clientes salgan encantados y con ganas de repetir.
Como decimos, la industria de la restauración, es una de las más competitivas, por lo que destacar es algo esencial. Ofrecer a los comensales una experiencia única es el objetivo de los restaurantes con mayor potencial. Más allá de la calidad de los platos que debe ser superior, la creación de un ambiente propicio y especial que involucre a todos los sentidos, hace que los clientes se lleven una buena y duradera impresión de la visita, lo que convierte la cena o comida en toda una experiencia para el recuerdo.
Crear una experiencia gastronómica de alto nivel, implica tener en cuenta y considerar una serie de aspectos para que los comensales, se lleven la mejor impresión del restaurante en cuestión. No hay que olvidar que estamos hablando de uno de los sectores más competitivos dentro de un mundo cada vez más competitivo. Este hecho, hace necesario captar la atención de los comensales y fidelizar a los clientes, una tarea imprescindible para un restaurante.
Recordemos que no se trata de ofrecer una comida deliciosa, a la carta hay que acompañarla de una imagen única que destaque sobre otras propuestas. De este modo se produce una experiencia memorable para cada comensal. Razón por la cual, resulta importante considerar aspectos como la decoración y la ambientación, en la misma medida que se consideran el servicio y los productos a utiliza en cada plato.
Los aspectos más relevantes de la experiencia
Para los más inquietos y curiosos o aquellos que gustan de acudir a buenos restaurantes y disfrutar de una buena comida o cena, con todos los sentidos, así como para aquellos que quieran virar su negocio hacia la experiencia gastronómica, vamos a adentrarnos en los aspectos más relevantes que hacen que la degustación, se convierta en experiencia.
Lo primero que vamos a mencionar, es el poder de la decoración y la ambientación. Lógicamente, la primera toma de contacto se hace con este aspecto. El ambiente que recrea el restaurante es crucial a la hora de crear una experiencia sin igual. La decoración debe ser un fiel reflejo del establecimiento, produciendo una sensación acogedora que abrace a los comensales. Iluminación, colores, mobiliario… deben ser combinados de forma elocuente para que se utilice de forma adecuada y en sintonía con la propuesta gastronómica.
Pasamos a los menús y la carta. Este aspecto, sin duda, esencial y principal, debe incluir una carta innovadora y personalizada. Es decir, ofrecer en el local, un menú creativo y personalizado, es una de las mejores formas de sorprender a los comensales. Considerar la posibilidad de incorporar platos únicos y fusiones culinarias diferentes e interesantes, enriquece esa carta. Al mismo tiempo, tener en cuenta las preferencias y restricciones dietéticas e los comensales, permite ofrecer las opciones más acordes para cada cliente. En este sentido, la presentación del menú resulta igual de importante. Debe resultar atractivo a nivel visual y fácil de leer, es decir conocer su composición y los ingredientes que lo componen.
El aspecto visual de cada plato es uno de los factores más básicos que hay que considerar para crear una experiencia gastronómica de excepción. La comida entra por los ojos, esto lo sabemos todos. Por lo que cuidar cada detalle y la presentación de cada uno de los platos que constituyen el menú, implica utilizar vajillas y utensilios de calidad que ayuden a realzar los colores y textura propios de la comida. Implementar técnicas culinarias de alta cocina, como la espuma o añadir ingredientes inusuales, añade un toque de sorpresa y creatividad.
Todo esto resulta indispensable, pero por mucho que te trabajes el menú y la decoración, si no existe un trato adecuado, la experiencia se va al traste. Por lo que contar con un personal amable y un servicio excepcional, resulta igual de importante para crear la experiencia gastronómica pretendida. Se trata de uno de los pilares esenciales a la hora de crear y ofrecer una imagen única. Los comensales siempre buscan una buena atención, sentirse bienvenidos, atendidos de forma única y especial, es la misión de un equipo comprometido y capacitado. Para lograr esto, resulta indispensable invertir tiempo y recursos en la selección y formación de un equipo de trabajo que cuente con habilidades interpersonales destacables, amigables, empáticas y dispuestas a ofrecer un trato cercano a los comensales. Sin olvidar proporcionar la formación adecuada para que conozcan perfectamente el menú, sus ingredientes y la mejor manera de recomendar los platos a los clientes, ofreciendo un servicio de calidad superior.
En definitiva, se trata de crear una experiencia sensorial, como venimos diciendo desde el principio. Organizar eventos temáticos en un restaurante es una de las mejores maneras de ofrecer algo único y atractivo a los comensales. Más allá de la simple degustación de un plato, se pretende estimular todos los sentidos de los clientes, sumergiéndolos en un ambiente especial y temático. Una de las mejores maneras de lograr esta finalidad, es crear eventos gastronómicos especiales como puede ser una cena con maridaje. En este tipo de cenas, se ofrece una combinación cuidadosamente seleccionada de platos y vinos que se complementan entre sí, de manera que se realzan los sabores.
Otra opción muy de moda, es organizar noches temáticas en las que el local se convierte en un escenario que transporta a los comensales a diferentes culturas, épocas o estilos culinarios, esto puede incluir decoración temática, música en vico acorde y platos de la cultura de elección. Por otro lado, incorporar elementos sorpresa y creativos a la experiencia, como platos que despiertan diferentes sensaciones en el paladar o representaciones teatrales que provocan expectativa y emoción, hace que los comensales se sientan como parte de un todo, pero únicos y especiales.
Para concluir, cabe destacar que crear una experiencia gastronómica única, conlleva esfuerzo y dedicación, lo que puede resultar muy rentable para un restaurante. En este sentido, los clientes que buscan experiencias de este tipo, están dispuestos a pagar por la exclusividad y recomendar la experiencia una vez pasada por ella. Por lo que el precio elevado de las mismas, no suele resultar un problema. Sin dejar a un lado el hecho de que ofrecer algo único, permite diferenciarse de la competencia y posicionarse como local de referencia dentro del sector.