Es increíble la cantidad de productos considerados “mercancías peligrosas” que hay en el mercado y que utilizamos prácticamente a diario. Lo sé porque he puesto en marcha una empresa de mantenimiento de piscinas y no veáis la de problemas que me está dando tener que mover el cloro de un lado a otro.
La empresa no es nada del otro mundo, algo pequeño, a nivel provincial, pero el problema es que para abaratar costes y dar mejores resultados he querido trabajar con cloro líquido y para ello he tenido que comprar un camión adaptado a tal uso y hacer muchísimo papeleo. Menos mal que me puse en contacto con Global ADR Solutions y me facilitaron un software especializado en Mercancías Peligrosas donde se puede gestionar todo lo relacionado con este tipo de transporte. Es muy fácil de manejar y te facilita todos los documentos que debes tener al día por si ocurre algo.
Según la normativa actual, el cloro se encuentra dentro de las “sustancias tóxicas e infecciosas” para el transporte de mercancías. A ver, yo entiendo que con el cloro se pueden causar muchos problemas, sobre todo a nivel medioambiental si no se tienen conocimientos sobre su uso y manejo, pero de ahí a catalogarlo como mercancía peligrosa y poner tantos problemas en su transporte pues… lo veo un poco exagerado. Pero vamos, que no es el único producto de uso coloquial que está catalogado así, las señales luminosas, los aerosoles (incluso los ambientadores), el alcohol, las pinturas, el algodón sin procesar, las baterías de litio (como las que llevamos en lo móviles) y mucho más, está también catalogado como “mercancía peligrosa”.
Problemas por doquier
Lo peor de todo esto no es en sí el gasto que debemos hacer en adecuar el transporte o el papeleo que necesitamos mover, lo peor es que luego no puedes aparcar en cualquier parte. La última vez que trajimos el cloro desde la fábrica tuvimos que pasar por Barcelona y hubo tantos problemas para aparcar y poder descansar una noche que, cuando por fin lo conseguimos, no sabíamos qué hacer con el turismo que llevábamos de alquiler. Al final acabamos en este parking del centro de Barcelona donde nos acogieron sin problema, pero hasta que dimos con él nos recorrimos media capital catalana.
Al final siempre acabo pensando lo mismo, que esto es un ardid más del que el Gobierno saca mucha tajada. No estoy diciendo con esto que no sea necesaria una regulación ni unas normas mínimas de seguridad para todos, lo que digo es que hay cosas que no son del todo necesarias pero que se incluyen para sacar dinerito contante y sonante. Es como el tema de las multas de tráfico por superar la velocidad permitida. Obviamente estoy totalmente a favor de este tipo de medidas para que la gente sea consciente de los daños que pueden provocar si van a más velocidad de la recomendada pero eso es entendible en una carretera limitada a 80 donde pasa uno a 140, o en una autovía limitada a 120 donde un vehículo va a 180 kilómetros por hora. Lo que no veo normal es que en una carretera ancha, de cuatro carriles, totalmente recta y casi sin semáforos, se limite la velocidad a 50 kilómetros y se ponga un radar estratégicamente escondido para recaudar un pastizal todos los años.
En fin, cositas que se ven diariamente y que complican nuestra existencia. Nada más.