¿Sientes que tu empresa ha perdido rumbo o que no avanza como debería?

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Pocket
WhatsApp

Dime si no te suena: te levantas, abres el portátil, te tomas el café medio dormido, contestas correos, revisas pedidos, miras el WhatsApp de clientes, y de repente son las seis de la tarde. Cierras todo, suspiras y piensas: “Vale, hice mil cosas, pero… ¿qué ha cambiado en mi negocio hoy?”. Y la respuesta suele ser: nada o casi nada.

Esa sensación de que trabajas un montón pero no ves los resultados es desesperante. No es que tu empresa esté hundida, tampoco es que lo estés haciendo fatal, es más bien que se siente como un coche en segunda marcha: avanza, pero a trompicones y sin la potencia que debería. Y claro, te frustras, porque tu energía se va en apagar fuegos y no en avanzar.

Lo que quiero que entiendas es que no eres el único al que le pasa. Le pasa a casi todos los empresarios en algún momento. De repente, el negocio deja de crecer al ritmo que quieres. Y ahí vienen las dudas incómodas: ¿será que mi idea ya no sirve?, ¿será que estoy perdiendo el tiempo?, ¿será que me faltan horas? No, no y no: lo que pasa es que perdiste claridad. No sabes muy bien hacia dónde mover la empresa, así que te mueves mucho… pero sin rumbo.

Y eso no significa que seas un desastre, simplemente te falta parar un segundo, analizar y decidir hacia dónde vas de verdad. Porque si no, la rutina te come y lo único que haces es sobrevivir al día a día.

 

Las razones por las que tu empresa se queda atascada

¿Por qué narices sientes eso? Hay varias razones muy comunes, y casi seguro te vas a ver reflejado en alguna (o en todas, que tampoco pasa nada).

  1. Demasiadas tareas y cero prioridades: Haces mil cosas al día, pero ninguna de ellas mueve de verdad el negocio. Es como si tuvieras cien pestañas abiertas en el navegador y no supieras cuál cerrar. Y sí, todos lo hacemos.
  2. Vives de urgencia en urgencia: Tu plan para el día suele acabar arruinado porque alguien te dice “esto es urgente”. Y tú vas y lo haces. Resultado: tus objetivos se quedan siempre para “luego”.
  3. No mides nada claro: Muchos empresarios van a ciegas. No saben si la facturación sube, si el margen baja, si los clientes repiten. Solo trabajan y esperan que todo vaya bien. Y cuando preguntas: “¿cuánto vendiste el mes pasado?”, la respuesta es un “mmm… no sé, lo miro luego”.
  4. Objetivos demasiado vagos: “Quiero crecer” no es un objetivo, es un deseo. ¿Crecer cómo? ¿En clientes, en ventas, en redes? Si no defines bien lo que quieres, jamás sabrás si lo estás logrando.
  5. Cero espacio para pensar: Pasas todo el día haciendo cosas, pero nunca te das una hora para parar, mirar tu negocio desde arriba y decir: “A ver, ¿tiene sentido lo que estoy haciendo o solo me estoy entreteniendo?”.

Y aquí viene lo más duro: nadie nos enseña a ser empresarios. Aprendemos a base de prueba y error. Sí, eso sirve, pero también es agotador y te hace perder años.

Por eso tanta gente siente que no avanza aunque se mate trabajando.

 

Técnicas sencillas para volver a tomar el control

¿Y qué haces cuando tu empresa parece estancada? Quiero darte cosas simples que puedes empezar hoy:

  • Escoge solo 3 prioridades a la semana. No 20. Tres. Escríbelas, tenlas en la cara todo el tiempo y antes de hacer cualquier cosa pregúntate: “¿esto ayuda a esas 3 prioridades o no?”. Si no ayuda, pospón o elimina.
  • Ponte un “momento pensar” en el calendario. Puede sonar ridículo, pero dedica mínimo 1 hora a la semana solo a pensar: ¿qué funciona?, ¿qué no?, ¿qué quiero ajustar? Sin móvil, sin mails, solo tú y tu cabeza.
  • Mide lo básico. No hace falta ser contable, pero sí tienes que saber: cuánto vendes, cuánto gastas y qué productos o servicios son los que de verdad dejan dinero. Con esos tres datos ya puedes tomar mejores decisiones.
  • Despídete de lo que no suma. Si tienes un servicio que no se vende, un cliente que te drena o una actividad que no aporta, elimínalo. Es mejor hacer menos cosas bien que muchas mal.
  • Pide feedback honesto. Busca alguien de confianza (no tu madre, que siempre te dirá que lo haces genial) y pregúntale qué ve desde fuera. A veces el ojo externo detecta cosas que tú no ves por estar metido hasta el cuello.

¿Ves? Nada raro. Y aunque parecen cosas muy simples, créeme que funcionan. Porque no es cuestión de trabajar más, sino de trabajar con claridad.

 

Cómo saber si de verdad estás avanzando o solo estás ocupado

Una de las mayores trampas es confundir estar ocupado con estar avanzando. Suena parecido, pero no tiene nada que ver, de verdad que no.

Estar ocupado es tener la agenda llena, correr de un lado a otro y sentir que nunca alcanzas. Avanzar, en cambio, es que lo que haces te acerca a un objetivo claro.

 

¿Quieres saber si avanzas o no? Hazte estas preguntas:

  • ¿Lo que hice esta semana me acerca a vender más, mejorar mi servicio o crecer como quiero?
  • Si dejo de hacer esto, ¿pasa algo grave en mi negocio o nadie lo nota?
  • ¿Estoy dedicando tiempo a lo importante o solo a lo urgente?

Si la mayoría de respuestas te incomodan, probablemente solo estás “ocupado”. Y ojo, estar ocupado también agota, pero no mueve tu negocio.

El truco está en medir resultados reales. Por ejemplo: cuántos clientes nuevos conseguiste, cuánto subió tu facturación, qué gasto lograste reducir. Esos son datos que te dicen la verdad, aunque duelan.

Cuando entiendes esto, todo cambia. Dejas de sentirte una máquina de hacer tareas y empiezas a sentir que lo que haces tiene sentido. Y ahí sí se nota que tu empresa avanza.

 

El poder de tener un mentor

Aquí quiero tocar un tema que a muchos les cuesta: aceptar ayuda. Ya sé, cuando tienes tu negocio piensas “esto lo saqué yo adelante, yo puedo solo”. Pero la realidad es que contar con alguien que ya pasó por lo que tú estás pasando es una ventaja brutal.

Tener un mentor no significa que alguien mande sobre ti, ni que te dé órdenes. Es más bien tener a alguien que ya se pegó contra los mismos muros que tú y puede decirte: “Oye, no pierdas tiempo ahí, mejor haz esto otro”. Y eso ahorra meses de prueba y error.

Además, un mentor no solo te da consejos prácticos, también te da perspectiva. Cuando estás dentro de tu negocio, lo ves todo en corto. Ellos te ayudan a ver lo grande, a recordar qué importa de verdad y a enfocarte.

Por ejemplo, Toni Sánchez Mentor, que lleva años trabajando con empresarios y emprendedores, suele dar un consejo muy simple pero directo: “Si no sabes hacia dónde vas, nunca vas a sentir que avanzas. Antes de añadir tareas, párate y define a dónde quieres llegar. Solo cuando tienes eso claro, el resto se acomoda”.

Y es así. Porque muchas veces no es que falte trabajo, es que falta dirección.

 

Lo que casi nadie te dice sobre desbloquear tu negocio

Aquí te voy a ser sincera, como amiga: no hay botón mágico. No existe la App que te diga qué hacer ni el curso milagroso que te saque del atasco en tres días. Lo que sí existe es la honestidad contigo mismo.

  • Si llevas meses sintiendo que no avanzas, no sirve de nada seguir haciendo lo mismo.
  • Tampoco sirve leer diez libros de productividad y no aplicar nada.
  • Y mucho menos compararte con el típico influencer que sube un reel diciendo que pasó de cero a seis cifras en tres meses. Eso es marketing, no realidad.

Lo que sí funciona es ser honesto: ¿estás trabajando en lo que de verdad importa para tu empresa o solo llenas horas para sentirte ocupado? Esa pregunta duele, pero abre los ojos.

Cuando dejas de engañarte y aceptas que algo no va bien, ahí empieza el cambio. Porque ya puedes tomar decisiones en serio: ajustar lo que no funciona, dejar lo que sobra y reforzar lo que sí te lleva a donde quieres estar.

 

Recupera la chispa del inicio

Voy a cerrar con algo que a mí me parece fundamental. Cuando abrimos un negocio, lo hacemos con ilusión, con ganas y con una idea clara de lo que queremos. Pero el tiempo, las rutinas y los problemas hacen que olvidemos esa motivación inicial.

Recuperar el rumbo no es inventar una estrategia loca ni hacer planes que jamás cumplirás. Es volver a hacerte dos preguntas básicas:

  • ¿Por qué empecé este negocio?
  • ¿Qué quiero de verdad con él ahora mismo?

Si la respuesta cambió con el tiempo, no pasa nada, es normal. Lo importante es que tu empresa refleje lo que quieres hoy, no lo que querías hace tres años.

Así que, la próxima vez que te sientas bloqueado, no pienses que estás fracasando. Solo significa que toca parar, revisar y ajustar. Y créeme: cuando recuperas claridad, esa sensación de “no avanzo” desaparece y vuelve la motivación.

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
WhatsApp

Articulos relacionados

Proteger los derechos de autor de los contenidos digitales

Estamos inmersos en la era digital. Esto conlleva muchos beneficios, pero también, entraña riesgos y tiene sus aspectos negativos. La cara y la cruz de una moneda que no a todo el mundo gusta. Además de que, a pesar de la aparente seguridad que supone el mundo virtual, no está exento de que se produzcan todo tipo de delitos y

jefa

Convertirme en jefa me cambió la vida

Cuando me dijeron que me iban a ascender y que en unos meses iba a convertirme en la jefa del personal de la empresa, lo primero que sentí fue orgullo. Habían pasado muchos años desde que empecé en la oficina, siempre trabajando con seriedad, cumpliendo con lo que me pedían y esforzándome para que nada quedara a medias. El ascenso

Scroll al inicio
Resumen de privacidad

Este sitio web utiliza cookies para que podamos brindarle la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en su navegador y realiza funciones como reconocerlo cuando regresa a nuestro sitio web y ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones del sitio web le resultan más interesantes y útiles.