Son muchas las ciudades que tenemos en España y que sirven como lugar de reunión y de negocios entre representantes de varias empresas o de varias instituciones. Es cierto que el mundo en el que vivimos ya nos permite organizarnos de manera eficaz a través de Internet, pero no cabe duda de que las reuniones que se plantean de una manera presencial son, desde luego, necesarias para coger una confianza y, en definitiva, para ganar en eficiencia y eficacia. Y es que eso es fundamental para un asunto como lo es el trabajo o los negocios.
Son muchas las ciudades españolas que valen precisamente para cuestiones como las que hemos venido comentando en el párrafo anterior. A todo el mundo se nos ocurre, por ejemplo, que Madrid o Barcelona son ciudades de este estilo. Pero, al contrario de lo que mucha gente cree, hay muchas más ciudades españolas que tiene este perfil. Por ejemplo, Sevilla, Zaragoza, Málaga, Valencia o Bilbao son urbes que sirven como lugares de reunión para representantes de cualquier tipo de empresa.
Un artículo publicado en Europa Press en agosto del año pasado informaba, por ejemplo, del número de visitas que tuvo la ciudad de Sevilla durante el primer semestre de ese año. La cifra era de 1’46 millones de visitantes, algo que desde luego es bastante llamativo para una ciudad que no es capital pero que es un excelente lugar de reunión para todo tipo de negocios. La referencia de Andalucía en materia turística va aumentado cada año el número de personas que la visitan por trabajo y no parece que ese número vaya a minimizarse en los próximos años.
Pero lo que venimos comentando no es solo algo aislado de la capital hispalense. Córdoba es otro de los ejemplos de la gran afluencia de reuniones de trabajo o negocios que tienen lugar en Andalucía. Es lo que se apunta en otro artículo de Europa Press, que habla de que el Palacio de Viana de la capital cordobesa registró un volumen de visitas que alcanzó las 185.000 solo durante 2018. Esto pone de manifiesto que Córdoba es otra referencia en materia turística y de organización de eventos de trabajo, ya que son muchos los que, aprovechando sus reuniones de la ciudad, pasan a conocer los lugares más emblemáticos de la misma.
Son muchas las ciudades españolas en las que se organizan reuniones de trabajo entre personas de diferentes empresas que, después de cumplir con sus obligaciones y llegar a un acuerdo en lo relativo a sus negocios, deciden realizar visitas culturales en el entorno elegido. Esto es algo que, según nos han contado desde Visitours, es bastante habitual en lugares como Sevilla o Córdoba. Y es que la historia de estos dos lugares es un foco de atención de lo más importante dentro de la geografía nacional.
Una manera de ganar confianza o hacer grupo
Descubrir una ciudad juntos es una manera casi inmejorable para hacer equipo. En el caso de que la reunión se realice entre dos personas de empresas diferentes, este tipo de labores puede ser de lo más interesantes para limar asperezas y ganar confianza. Si, por otra parte, la reunión es entre personas de la misma entidad, la visita turística puede servir para hacer grupo, lo cual es de una importancia muy grande a la hora de ganar en eficiencia y eficacia. Y es que ser un equipo es fundamental a la hora de que las actividades y los objetos de una empresa se cumplan.
Son muchos los expertos que han demostrado lo que acabamos de comentar a través de una buena nómina de estudios. A pesar de ello, lo cierto es que todavía son bastantes las entidades en las que no es habitual realizar este tipo de actividades, que tienen una importancia mucho más grande de lo que puede llegar a pensarse en un principio. Los propios trabajadores se dan cuenta de ello. Y es que nada para coger confianza como el realizar actividades fuera de lo normal. Desde luego, nada puede hacer que surja esa confianza como esto.
Tenemos la esperanza de que durante los próximos años las nuevas formas de gestión empresarial permitan mucho más este tipo de cuestiones. La verdad es que en este tipo de asuntos no hay nada que temer. No es una pérdida de tiempo, por mucho que pueda parecer que un empleado no produce mientras viaja. Es más bien al contrario: en estos casos el empleado mejora en cuanto a nivel cultural. Y nada es más beneficioso para una entidad que el hecho de que sus empleados tengan un nivel cultural aceptable.